Los oídos son los órganos sensoriales que nos permiten percibir y procesar los sonidos de nuestro alrededor. Y como cualquier otra parte del cuerpo, son susceptibles a sufrir de diversas condiciones que pueden disminuir o inhabilitar por completo sus funciones. Cuando piensas en qué enfermedades pueden afectar al oído, quizá lo primero en lo que piensas es en la hipoacusia, la cual es un impedimento o incapacidad para oír los sonidos.
Pero en el otro lado del espectro podemos encontrar a la hiperacusia. Esta última es un trastorno auditivo donde quienes lo padecen, sufren de una hipersensibilidad a los sonidos. Este desorden es muy raro, y también es altamente debilitante. Es una intolerancia a los sonidos de cualquier frecuencia y rango de volumen que la persona promedio podría soportar sin dificultad alguna.
Una persona que sufre de hiperacusia agravada tiene una enorme dificultad para soportar los sonidos de la vida diaria. Para ellos, estos sonidos son percibidos con un volumen incómodamente fuerte, llegando incluso a provocarles dolor físico. Se estima que 1 de cada 50.000 personas en el mundo sufre de hiperacusia.
Este trastorno no debe ser confundido con el reclutamiento auditivo. Este último es una condición donde la persona percibe presenta un nivel de pérdida auditiva neurosensorial. Mientras que el reclutamiento solo es desencadenado por ciertos sonidos en determinadas frecuencias, la hiperacusia es la hipersensibilidad a cualquier sonido audible.
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Síntomas de la hiperacusia
Además de la sensibilidad incrementada hacia los sonidos, la hiperacusia viene acompañada por otros síntomas. El dolor de oídos, o dolor físico en general, la irritabilidad, y la intolerancia a cualquier cosa son solo algunos de ellos. En algunos casos, este trastorno auditivo puede venir acompañado por acúfenos o tinnitus. Estos son pitidos, zumbidos o silbido que se percibe, pero no tiene una fuente aparente.
Cuando una persona sufre dolor debido a la hiperacusia, este no se limita solamente a los oídos. Además, los pacientes suelen presentar esta incomodidad solamente ante ciertos sonidos específicos, usualmente aquellos de volumen y frecuencias altas. Este dolor puede ser percibido en forma de punción, ardor, frío o un dolor referido hacia el cuello.
La hiperacusia también suele afectar gravemente el estado anímico y la salud mental del paciente. Pueden llegar a desarrollar un miedo exagerado a los sonidos cotidianos, pues temen que puedan desencadenar los dolores físicos y demás malestares. Los pacientes de hiperacusia son personas generalmente ansiosas o estresadas.
Las personas que sufren de este trastorno suelen evitar los encuentros sociales para prevenir los síntomas. Este tipo de mecanismo de evasión provoca que la persona se aísle de los demás hasta que poco a poco se priva de todo contacto con su círculo social. El mayor desencadenante de estas situaciones es la irritabilidad producida por la hiperacusia.
Causas y factores de riesgo de la hiperacusia
La causa más común de la hiperacusia es la constante exposición a los sonidos exageradamente altos en niveles de decibeles. Sin embargo, esta no es la única razón por la cual una persona puede desarrollar este trastorno de hipersensibilidad sonora. Esta enfermedad también puede aparecer por el consumo desmedido de medicamentos sensibilizadores del oído.
También existe una amplia variedad de otros trastornos y enfermedades donde la hiperacusia es un síntoma de ellas. Entre estas afecciones podemos encontrar las siguientes:
- Enfermedad de Lyme.
- Parálisis de Bell.
- Enfermedad de Addison.
- Síndrome de Menière.
- Enfermedad de Tay-Sachs.
- Trastorno de estrés postraumático (TEPT).
- Lupus eritematoso sistémico (LES).
- Síndrome de Williams.
Algunas sustancias psicoactivas como el LSD, metacualona y fenciclidina han demostrado ser causantes de la hiperacusia. De igual manera, el uso descontrolado de antibióticos como la ciprofloxacina también está registrado como una de las razones por la que se manifiesta la intolerancia a los sonidos.
Aunque no se sabe exactamente cómo ocurre la hiperacusia, existen teorías que proponen ciertas causas. Una de ellas es el funcionamiento incorrecto de los mecanismos de protección auditiva. Otras teorías incluyen el daño a una parte del nervio auditivo o un mal funcionamiento de este. Incluso hay quienes proponen que se debe a un problema en el sistema de procesamiento central del sonido.
Diagnóstico de la hiperacusia
El proceso de diagnóstico de la hiperacusia es similar a la aplicación de una audiometría común. Pero en esta situación, además de la medición del umbral de audición, también se miden los niveles de sonido incómodo más bajos. Entonces, podríamos decir que se cuantifican los niveles de sonoridad que irritan al paciente.
El especialista encargado de llevar a cabo el examen es conocido como audiólogo. Conducirá la prueba de manera que se va a ir midiendo la intolerancia a los sonidos a través de cuestionarios y de la prueba auditiva. A través de los cuestionarios se puede determinar el impacto de la hiperacusia en la vida del paciente.
La audiometría se efectúa en una cabina insonorizada, donde se mide la percepción de la intensidad del sonido. Para esto, el paciente debe indicar si el nivel es fuerte o débil. Y por supuesto, se registra el nivel de incomodidad del sujeto, donde deberá identificar qué sonidos se vuelven intolerables.
Para aquellos que sufren de hipoacusia, los niveles de escucha incómoda son considerablemente más bajos que en la persona promedio. Agregando a esto que la intolerancia se extiende en casi todo el espectro auditivo.
Tratamiento de la hiperacusia
El tratamiento principal para aliviar los síntomas de la hiperacusia se basa en la premisa de “reentrenar” al oído. Se procede a realizar una desensibilización sistemática, donde el ambiente del paciente es adecuado para que el oído pueda “aprender” a tolerar los sonidos. Esta debe ser la parte principal de una combinación de procedimientos para restablecer el funcionamiento normal del oído.
Se le indicará al paciente que deje de sobreproteger a los oídos. Aunque pueda ser causa de ansiedad al principio, con el suficiente entrenamiento los pacientes pueden llegar a recuperarse de la hiperacusia. Por esta razón, el uso de tapones de oído debe ser eliminado, de no ser así, el proceso de desensibilización podría no ser efectivo.
Otra parte del proceso de restablecimiento de las funciones auditivas normales se trata de enriquecer el ambiente. El objetivo es exponer al oído a sonidos como música a un volumen tolerable, un ventilador encendido o alguna fuente de sonido suave en general. Así se evita que el ambiente esté completamente en silencio.
Si sientes que el sonido es muy incómodo, lo mejor es alejarse gradualmente de la fuente hasta que el volumen se vuelve tolerable nuevamente. Esto es mejor que detener el sonido por completo, ya que al hacer esto solo se acostumbra al oído a volver a su estado de hiperacusia.
Inconscientemente, el cerebro asocia los sentimientos y reacciones negativas con los sonidos que para el paciente son intolerables. Pero si el proceso de reeducación se lleva a cabo correctamente, este mecanismo de reflexión negativa se vuelve neutral. Sí es como se permite que el paciente tenga una reacción más natural ante los sonidos.
El oído se ajusta a los sonidos, así como los ojos a la luz. Mientras mayor sea el tiempo de exposición a los sonidos cotidianos, mejor será la adaptación de los oídos ante estas situaciones. Al principio puede parecer que no hay manera de lograrlo, pero con el suficiente tiempo verás que si es posible.
Referencias bibliográficas
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