El oído es el órgano sensorial a través del cual tenemos la capacidad de poder percibir los sonidos que nos rodean. Este está compuesto por tres secciones principales: el oído externo, el oído medio y el oído interno. A su vez, cada una de ellas contiene diferentes estructuras, las cuales hacen posible el milagro de la audición. El proceso de escucha comienza cuando el pabellón auricular capta los sonidos del exterior y son dirigidos a través del canal auditivo.
Luego a través de la membrana timpánica, estas vibraciones son transmitidas a la cadena de huesecillos, que se encarga de amplificar los sonidos y dirigirlos hacia el oído interno. En esta última sección del oído, los sonidos son transformados de manera que el cerebro pueda interpretarlos. Pero tal y como cualquier otra parte del cuerpo, el oído también es vulnerable ante ciertas enfermedades que pueden afectar su funcionamiento.
Una de estas enfermedades es conocida como otosclerosis. El nombre de esta enfermedad deriva del griego “otós” que significa oído, y “skleros” qué significa endurecimiento. La otosclerosis es una condición que afecta principalmente a la cápsula ótica y a la cadena de huesecillos. Esto provoca que se cree una fijación en los osículos, lo que resulta posteriormente en la hipoacusia.
Tabla de contenidos
Síntomas de la otosclerosis
Existen varios síntomas que acompañan a la otosclerosis, pero estos no empiezan a manifestarse sino en las etapas más avanzadas de la afección. El síntoma principal es la pérdida auditiva conductiva. Esto se debe a que los huesecillos se fijan de tal manera que son incapaces de vibrar para transmitir los sonidos al oído interno. Aunque los sonidos logran alcanzar al tímpano, cuando estos comienzan a transferirse a través de la cadena o circular, lo hacen de una manera incompleta.
Lo que esto provoca es que los sonidos lleguen de forma parcial hasta la cóclea. Este síntoma puede presentarse tanto en uno como en ambos oídos. En la etapa temprana de esta afección, la pérdida auditiva se concentra principalmente en los sonidos de baja frecuencia. Posteriormente, según va avanzando, puede afectar a las frecuencias más altas. También existen situaciones en las cuales, se evidencia la pérdida auditiva neurosensorial como síntoma de la otosclerosis.
Los acúfenos son otro síntoma que manifiestan los pacientes que sufren de otosclerosis. Esto es un fenómeno donde el paciente es capaz de escuchar sonidos como silbidos o zumbidos. Sin embargo, estos no tienen una fuente física aparente. Esto puede presentarse con diferentes intensidades, más esto no está relacionado con el grado o tipo de discapacidad auditiva.
El origen de este síntoma se encuentra en el daño a las terminaciones nerviosas del oído interno. Dado que el nervio se encarga de transportar el sonido, la irritación de éste se manifiesta como zumbidos, silbidos o pitidos. En casos más graves existe la posibilidad de que se experimente vértigo o mareos. Esto se debe a que las estructuras que regulan el equilibrio se encuentran en el oído interno, por lo tanto, si el oído es afectado, estas estructuras también lo serán.
Causas y origen de la otosclerosis
Actualmente no se conoce con exactitud cuáles son las causas de la otosclerosis. Sin embargo, se ha determinado que algunos factores genéticos y ambientales pueden influir en la formación de este. Además, también se han encontrado relaciones entre infecciones virales como el sarampión y la otosclerosis. Esto se debe a que se ha encontrado ácido ribonucleico del sarampión en la placa base del estribo. Este último es el tercer huesecillo en la cadena de los círculos que permiten la transmisión de las vibraciones del sonido.
Las personas a las cuales se han vacunado contra el sarampión demuestran una reducción significativa de la otosclerosis. Aunque esta enfermedad se considera generalmente hereditaria, su penetrancia y grado de expresión son tan variables que pueden resultar difícil detectar un patrón de herencia. Esta patología afecta aproximadamente a 1% de la población mundial y es más frecuente en mujeres.
Diagnóstico para la otosclerosis
La otosclerosis es tradicionalmente diagnosticada por hallazgos clínicos característicos, los cuales incluyen la pérdida progresiva de la audición conductiva. Se evidencia una membrana timpánica normal y sin evidencia alguna de inflamación del oído. Es posible que el promontorio coclear pueda tener un tinte rosado tenue, lo cual refleja la vascularización de la lesión. Este último indicador también es conocido como signo de Schwartz.
Cuando se evalúa un paciente por primera vez se deben determinar los síntomas característicos como la hipoacusia progresiva y síntomas asociados con el sistema vestibular. Se estima que aproximadamente el 25% de los pacientes presentan alguna sintomatología vestibular. Esto quiere decir que pueden experimentar el vértigo, lo cual puede a veces confundirse con el síndrome de Meniere.
Una de las características más resaltantes entre los pacientes con otros credos es que suelen hablar con voz baja. Esto sucede porque la hipoacusia es conductiva, lo que provoca que perciban su voz más fuerte de lo que realmente es. Irónicamente, el tipo de hipoacusia conductiva puede ocasionar que los pacientes reporten una mejoría de la audición en situaciones ruidosas. Esto es debido a que la hipoacusia conductiva puede reducir el volumen del ruido de fondo. Por lo tanto, si el paciente tiene alguien que le hablan directamente, este sonido suele ser amplificado en comparación al ruido de fondo.
Exámenes físicos
Una otoscopia puede ser esencial para realizar un diagnóstico correcto de la otosclerosis. Esta es realizada generalmente con el objetivo de descartar alguna otra causa de la hipoacusia conductiva. Otro de los exámenes físicos que se pueden realizar es la otoscopia neumática, la cual puede servir de ayuda para el diagnóstico de la fijación del martillo.
Otros exámenes
Existimos las pruebas que nos pueden ayudar a determinar la presencia de la otosclerosis. Sabemos que uno de los síntomas principales de esta afección es la pérdida de audición conductiva. Una audiometría nos puede ayudar a determinar qué frecuencia se han perdido en el sentido de la audición. A través de este examen se puede determinar con mayores especificaciones la gravedad de esta patología.
A veces también es necesario realizar estudios como una tomografía computarizada. Esto es solamente si son necesarios los estudios de imagen posteriores a los exámenes físicos. Este tipo de exámenes no se realiza con mucha frecuencia debido a que el tratamiento es posible sin la necesidad de imágenes. Sin embargo, existen casos donde no se puede determinar a simple vista si la pérdida auditiva es conductiva o neurosensorial. Y esto solo se puede averiguar a través de estudios imagenológicos.
Tratamiento para solucionar la otosclerosis
El tratamiento puede variar dependiendo de las necesidades y deseos del paciente. En los casos donde el paciente no quiere ser sometido a una cirugía, lo más recomendable es adaptar un auxiliar auditivo. Evita la posibilidad de adquirir hipoacusia neurosensorial. Sin embargo, se ha demostrado que aquellos que se someten a un procedimiento quirúrgico obtienen mayor satisfacción que quienes utilizan un auxiliar auditivo.
El procedimiento quirúrgico consiste en una operación llamada estapedectomía. Esta es una técnica de cirugía que es utilizada para determinados tipos de sordera. En estos casos se estará utilizando para tratar los síntomas que son ocasionados por la otosclerosis. Y aunque es cierto que existe la posibilidad de que se generen un gran número de complicaciones, también es uno de los mejores procesos para tratar este tipo de enfermedad.
Referencias bibliográficas
Hear It ORG .”Otosclerosis: causas, síntomas y tratamiento (cirugía)”. [https://www.hear-it.org/es/otosclerosis-0]. Consultada el 7 de mayo de 2021.
MedlinePlus. “Otosclerosis«. [https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/001036.htm]. Consultada el 7 de mayo de 2021.
NIDCD. “Otosclerosis”. [https://www.nidcd.nih.gov/es/espanol/otosclerosis]. Consultada el 7 de mayo de 2021.